sábado, 31 de enero de 2015

El lord y los armaos


La Centuria Romana Macarena tenía un capitán que parecía un lord inglés. Era Pepe García, un frutero de la Encarnación con flema inglesa y como vestido siempre por un sastre londinenses de Savile Row, quien conoció a su novia un Jueves Santo, de armao, en La Alicantina, y a quien siempre le quedó la duda, tan británica, que resumía en una frase como de Chesterton: "Yo no he sabido nunca si mi mujer se enamoró de mí o de Julio César".

En justa correspondencia, o en "intercambio de autoridades", como en aquella horrible broma del tráfico entre Jerez y Sevilla de serenos emborrachados por los señoritos que contaba Manuel Halcón, hay un verdadero lord inglés que parece un auténtico capitán de los armaos, de los tiempos anteriores al Melli. Trátase de Lord Thomas of Swynnerton, Hugh Thomas para la historiografía, el hispanismo y el hispalismo. Antier noche, cuando al recoger el premio Romero Murube por una sevillanísima Tercera de ABC Lord Thomas rompió a hablar sobre la Centuria Macarena, me pareció que hasta tenía la moyatosa color de los armaos viejos y el empaque imperial de la serenidad que dan la coraza, el espadín y las plumas.

Y contó Hugh Thomas su lance con la Centuria, del que me siento culpable. El Duque de Segorbe me encomendó varias Semanas Santas que fuera el cicerone de Lord Thomas, enamorado de Sevilla. Así lo hice. Yo he llevado a Hugh Thomas a ritos secretísimos y nuestros como La Mortaja ante las Hermanas de la Cruz o Santa Cruz por el Compás de la Laguna. Y lo solía llevar para descanso de pies y consuelo de estómagos con los bistés empanados a los altos de la zapatería de Pilar Burgos en La Campana, donde veíamos los pasos de cerca y donde fue notario de la escritura pública por la que Mienmana me concedió la propiedad de los dos primeros ladrillos de su primer balcón de la calle Sierpes "mientras estuvieran pasando cofradías". En aquellos balcones campaneros de Pilar estábamos un día que llegó Manuel Loreto, que presenté a Thomas como lo que era y sigue siendo: armao de la Macarena. A Lord Thomas le interesó muchísimo Loreto y las historias de la Centuria que contaba con su gracia macarena y caracolera.

Y llegó la Madrugada. Cansado Thomas de tanto callejeo de cofradías, Segorbe le dispuso una Madrugada más tranquilita, en los palcos, con Pepe Sánchez Dubé de cicerone. Allí escuchó Lord Thomas el silencio del Silencio, mientras Sánchez Dubé se lo explicaba en voz baja. Allí se emocionó con el Gran Poder, mientras Sánchez Dubé le explicaba la Divina Zancada. Y allí vio llegar la explosión de alegría de la cruz de guía de la Macarena, el bosque de capirotes morados que preceden al Cristo de la Sentencia. Sánchez Dubé le explicaba a Thomas la devoción de los sevillanos por Pilatos, en cuya Casa nuestro lord era huésped de los Medinaceli. Y oyendo su trompetería, y viendo el plumerío de los armaos aparecer por el Laredo, comenzó Sánchez Dubé a explicarle a Thomas lo de los armaos, que si Roma, que si Sevilla. Pasó el hijo del Pelao abriendo marchoso la escuadra de gastadores. Pasó Hidalgo rufando maravillas como cabotambor. Y cuando ya se acercaba El Pelao con todo el esplendor y gloria de su capitanía, y Pepe Sánchez Dubé se lo iba explicando a Thomas en plan guiri, oh sorpresa, se acercó a aquel palco de la primera fila un apuesto mando centuriano macareno, quien se le cuadró al británico visitante y llevando el puño cerrado al corazón de su coraza como saludo, el armao, tras pegar un taconazo de sandalias le dijo:

– Lord Thomas: ¡la Centuria Macarena a sus órdenes!

Era Manuel Loreto, el armao de los balcones de mi hermana Pilar. Pepe Sánchez Dubé nunca se explicó por qué duendes de la Torre de la Tía Tomasa los armaos no sólo conocían a Hugh Thomas, sino que se le cuadraban. Que sepas, Manolete Loreto, que al cabo del tiempo, antier noche, fue Lord Thomas quien se le cuadró a la Centuria con su premio Romero Murube.

jueves, 15 de enero de 2015

Más duales de Sevilla


Sevillano o hispalense. Silencio de ruán o Silencio Blanco. Al martillo o a pulso. Beta o Casa del Libro. Joyería Shaw o Joyería Reyes. Cristina Hoyos o Matilde Coral. Betunero o limpiabotas. Corte Inglés del Duque o Corte Inglés de Nervión. Hipercor de San Juan o Hipercor de Sevilla Este. Oriente o Luis Montoto. Correduría o Doctor Letamendi. Feria o Anchalaferia. Terciopelo o ruán. Cíngulo o esparto. El Porvenir o La Paz. Las Cigarreras o Columna y Azotes. Armaos o Centuria Macarena. Los Caballos o La Exaltación. Los Negritos o Los Negros. Los Panaderos o La Lanzada (¡guassssa!).
Trajano o Adriano. Trajano o Amor de Dios. Nova Roma o La Ponderosa. Rayas o La Florentina. Osorno o Cuervas. Silvestre o Joseliqui. Cerveza o tinto de verano. Tinto con blanca o tinto con limón. Bécquer o Cernuda. Serafín o Joaquín. Antonio Machado o Manuel Machado. Jorge o César. Gustavo Adolfo Domínguez Bécquer o Joaquín Domínguez Bécquer. Juan Guerra o Alfonso Guerra. Antonio Mairena o Manuel Mairena. Bacarisas o Santiago Martínez. Carmen Laffón o Paco Cortijo. Aníbal González o Juan Talavera. Plaza de América o Plaza de España. Torre Norte o Torre Sur. Torre Pelli o Giralda.

Café migado o café bebido. Manteca colorá o manteca blanca con zurrapa de lomo. Secreto ibérico o presa ibérica. Capirote de cartón o capirote de rejilla. Calle Alcaicería o Casa del Cofrade. Barbería Berro de la calle Manteros o Barbería Los Pajaritos de la calle Betis. Pregón de Semana Santa o Pregón de las Glorias.

Zaguán o sanjuán. Masetilla o mesetilla. Pilistras o aspidistras. Almóndigas o albóndigas. Croquetas o cocletas. Polígono o Políngano. Carrero Blanco o Adolfo Suárez. Mercantil o Náutico. Puerta o Camino. Curro o Paula. Melva o Caballa. Gracia o grasssia. Con gracia o gracioso. Sánchez Pizjuán o Campo del Sevilla. Benito Villamarín o Campo del Betis. Nazareno del Silencio o Nazareno de La O. Cruz de carey del Nazareno del Silencio o cruz de carey del Nazareno de La O. Font de Anta o Gómez Zarzuela. Braña o Gámez Laserna. Callejuela de la O o Caridad del Guadalquivir. Palio de bambalinas o palio de cajón. Canastilla dorada o canastilla de caoba. Delantera o trasera. Costeros o corrientes. Rafael Franco o Salvador Dorado El Penitente. Soria 9 o Artillería 14.

Murillo o Velázquez. Velázquez o Tetuán. José de Velilla o Mercedes de Velilla. Sagasta o Gallegos. Callejón de Oropesa o Callejón de Monardes. Barbería o peluquería. Puente del Cristo de la Expiración o Puente del Cachorro. Puente de San Telmo o Puente de Los Remedios. Alonso el Sabio o Burro. General Polavieja o Manteros. Cerrajería o Cuatro Esquinas de San José. Setas de la Encarnación oliendo al romero que le echan al incienso del Valle o setas de la Encarnación oliendo a perroflauta. Calle Placentines oliendo a romero el día del Corpus o calle Placentines oliendo a boñiga de caballo todo el año. Calle Tetuán oliendo al adobo de Blanco Cerrillo o calle Tetuán oliendo al incienso del tío que lo vende junto a la Capillita de San José.

Capillita de San José o Capillita de la Puerta Jerez. Macarena o Esperanza. Manolín o Regaera. Murga de la Alameda o Chirigota de Alcosa. A la inglesa o a la calesera. Landó o sociable. Carretela o jardinera. Procesión de Impedidos o Procesión de Su Divina Majestad. Corpus o Corpus de Triana. Corpus Chico de Triana o Corpus de La Magdalena. Seises de la Inmaculada o Seises del Corpus. Octava o Novena. Quinario o Triduo. Santander o Postigo del Carbón. Varflora o Real de la Carretería. Sol alto y sol bajo. Sombra alta y sombra baja. Puerta del Príncipe y Puerta Principal. Gracia de Triana o Gracia Montes. Imperio de Triana o Marifé de Triana. Pantoja o Jurado. Cano o Cueto. Muñoz o Pabón.

Esto, señores, es como los plátanos de Canarias: dos mejor que uno. Dos Sevilla, mejor que una. Dos Sevillas distintas y una sola Sevilla verdadera. Estamos ante el Misterio de la Mágica Dualidad de Sevilla.