Como la madre de Pepe Pinto, Navidad no hay más que una, y yo me la
encontré en Belén, mientras nacía el Hijo de la Esperanza Macarena.
Es costumbre de estas fechas hacer
campañas benéficas para ayudar a los necesitados. Fiel a la moda de lo
"solidario" que da la razón a los campanilleros ("porque en esta
tierra ya no hay caridad"), yo todos los años monto una especial campaña
de Navidad, para ayudar a un necesitado: el castellano. El español no sólo está
necesitado de ayuda en Cataluña, sino en toda tierra de esa Patria donde los
separatistas quieren coger el Juan Najela de Levante, que decía mi maestro El
Beni. Mi campaña de Navidad, año tras año, consiste en algo muy singular.
Porque se trata del número gramatical, del singular de Navidad. Mi campaña
consiste en hacer ver al personal que en español se dice Navidad, en singular,
porque, como la madre de Pepe Pinto, Navidad no hay más que una, y yo me la
encontré en Belén, mientras nacía el Hijo de la Esperanza Macarena, que es El
que luego vemos andar, hecho ya un Hombre, en la Madrugada. Cuando me dicen eso
de "Felices Navidades", pregunto con todo descaro pedagógico:
– ¿Ah, pero hay más de una Navidad?
– No, sólo una. Menos mal, menudo
coñazo...
– ¿Pues por qué entonces pones en plural
algo tan singular y dices "Navidades" en vez de "Navidad"?
Se me quedan que no saben qué responder,
y se lo explico. Esto de las "Navidades" es una mala traducción
literal de la cultura del Imperio que ahora vuelve a echarle Coca Cola al ron
cubano: la mala e imitativa castellanización del "Christmas" de los
americanos, contra la esencia de nuestra lengua. Si será bonito este singular
nuestro, que Navidad viene del latino "Nativitas", por la Natividad
de Nuestro Señor Jesucristo. Decir Navidad es como decir Nacimiento, que es
como en Sevilla se le ha llamado siempre al belén. Dice el DRAE que la Navidad
es el "tiempo inmediato a este día, hasta la festividad de Reyes", y
no admite más plural que el que se refiere a la Navidad de más de un año:
"Pepe tiene muchas Navidades encima".
Y mi campaña de Navidad en singular, por
el mismo precio, incluye también la defensa de las Pascuas. Si quieren ustedes
un plural por la ese final del Christmas de Frank Sinatra, ¿cuál más bello que
el "Felices Pascuas" de toda la vida? Que es multiusos para todas
estas fiestas. El DRAE nos dice que la Pascua es el "tiempo desde la
Natividad de Nuestro Señor Jesucristo hasta el día de Reyes inclusive".
Las Pascuas son todas las fiestas religiosas de estos días, y, por asimilación,
la celebración civil de Nochevieja y Año Nuevo. Porque como quiera que la
Pascua es la "fiesta solemne de la Resurrección del Señor" y también
"cualquiera de las solemnidades del nacimiento de Cristo, del
reconocimiento y adoración de los Reyes Magos y de la venida del Espíritu Santo
sobre el Colegio apostólico", pues resulta que las tenemos a pares y
enchampeladas: Pascua de Navidad y Pascua de Reyes. Y a las dos hacemos
referencia cuando deseamos, a la antigua usanza, "Felices Pascuas",
que son, a saber: feliz Pascua de Navidad y feliz Pascua de Reyes, que era
cuando antiguamente se felicitaba al Rey y cuando algunos monárquicos por
razones estéticas que vamos por el plan antiguo solemos seguir haciendo, maguer
hayan disfrazado el día como Pascua Militar.
No quiero hacer la Pascua, ni militar ni
civil, a nadie, pero ahí queda al menos esta siembra de inquietud sobre lo mal
que usamos la lengua española y la influencia tan nociva que ejerce, en esto
como en tantas cosas, la cultura americana de la que somos colonia. No colonia
del frasco que anuncian por televisión y que nos regalan por la Pascua de
Reyes, sino colonia del Imperio Americano como antes lo éramos del Imperio
Romano. Desde la memoria de ese Imperio donde nació El que un día de abril
escoltará la Centuria Romana y será acompañado por su Madre, la Esparanza,
llorándolo con cinco lágrimas de plata como cinco mariquillas, deseo a todos
Felices Pascuas de Navidad y Reyes, al modo de antañona tarjeta de aguilando
del cartero o del barrendero.